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Guayaquil, entre el caos y la modernidad.


El puerto principal del Ecuador Guayaquil, con una población proyectada de 2'724 mil habitantes al 2022 según datos del INEC, está por empezar un cambio vertiginoso en su estructura urbana.

Por décadas Guayaquil ha sufrido una expansión incontrolable por fenómenos como la migración interna, lo que ha provocado que la ciudad este densamente poblada y que sus autoridades no hayan podido responder de manera efectiva a las necesidades de estos nuevos habitantes.

La mancha urbana de Guayaquil pasó de tener cerca de 6 km2 en 1950 a tener casi 300 km2 en el 2022, es decir Guayaquil ha crecido casi 4 km2 por año, un 20% más rápido que la capital Quito.

Este hacinamiento sin planificación ha provocado problemas estructurales como la inseguridad y la carencia de servicios, lo que ha generado una ciudad con bajos índices de calidad de vida, pero ¿esta Guayaquil trabajando por mejorar su modelo de desarrollo como ciudad?

Guayaquil y Quito han sufrido procesos similares de expansión urbana, sin embargo, Quito a diferencia de Guayaquil desde la última década ha optado por la densificación como modelo de crecimiento, es decir está empeñada en aprovechar de manera más efectiva cada espacio urbano disponible.

Esto se ha favorecido principalmente por la construcción de proyectos como el nuevo aeropuerto Mariscal Sucre, el cual fue trasladado fuera del centro de la ciudad, liberando el crecimiento de edificaciones en altura, además de esto, está el proyecto del metro de Quito, el cuál ha sido el detonante en el cambio de uso de suelo por donde tiene influencia el sistema de transporte, lo que ha impulsado mucho más la verticalización de la ciudad con normativas como la compra de edificabilidad, a esto se suman proyectos de largo plazo como el parque bicentenario y el corredor metropolitano de Quito, proyectos que en conjunto ya dan señales de hacia dónde se dirigirá la ciudad en las próximas décadas.

¿Pero y Guayaquil qué?

El desarrollo orientado al transporte implica centralizar todo el aparataje masivo de transporte público y a partir de eso ordenar y planificar el crecimiento de la ciudad, el metro es uno de los varios sistemas que existen en el mundo, pero Guayaquil ha desechado esta idea justificada en su baja viabilidad, hablando en términos costo beneficio, en lugar de eso Guayaquil implementó un sistema BRT que ha sido de gran ayuda para dotar de mejores servicios de transporte público a la ciudad, sin embargo, luego de más de 15 años el sistema ha colapsado y ni si quiera la cuestionada aerovía ha podido menguar la necesidad de un sistema de transporte masivo mucho más eficiente.

Por otro lado, la ciudad se sigue expandiendo a un nivel sin precedentes y de seguir así, la mancha urbana de Guayaquil fácilmente podría triplicarse en los próximos 50 años, superando a ciudades como Nueva York o naciones como Singapur, por lo que la densificación podría ser una buena opción para evitar el crecimiento expansionista de Guayaquil.

Si bien este tipo de crecimiento vertical ha generado gran debate en la capital, sin duda es una mejor opción si se lo compara con el crecimiento expansionista y depredador que destruye ecosistemas y encarece el modo de vida de los ciudadanos.

Como vimos en el video sobre Quito y su nuevo modelo de crecimiento en altura, que apropósito si no lo has visto te dejamos el link en la tarjeta, Guayaquil ha intentado generar un proceso de verticalización patrocinado por la inversión privada, sin embargo, no ha despuntado y varios proyectos han caído con los años, quedándose como meros proyectos de papel.



La Swiss Towers o torres gemelas de Guayaquil que se planeaban construir frente al malecón o El Royal Hidway en Urdesa, son un par de ejemplos de los proyectos que quedaron estancados y de los que no se sabe si se retomarán su construcción o no.

El Aeropuerto de Guayaquil también tiene planes de mudarse hacia Daular, sin embargo, no hay una fecha precisa para que esto se dé, a pesar de ello esta idea ya representa una gran oportunidad para la ciudad. Guayaquil ha ido envejeciendo en su infraestructura y en sus edificaciones, por lo que la liberación del espacio de más de 6 hectáreas en donde ahora funciona el aeropuerto José Joaquín de Olmedo, podría ser el detonante de la modernización del puerto principal.

Ante esta posibilidad ya existe un master plan para intervenir este espacio, en donde se planea generar nuevas edificaciones para vivienda, equipamientos y espacio público enfocado en el arte, música, la cultura y el entretenimiento. A pesar de ello, este plan solo es una idea y no hay una fecha estimada para saber cuándo se desarrollará o si el aeropuerto finalmente terminará saliendo del centro de la ciudad.

Mientras tanto el transporte público ya colapsado y que funciona con mínimos estándares de seguridad, ante el aumento de la demanda, a provocado que la municipalidad busque alternativas para solucionar esta enorme problemática, sin embargo, la propuesta de la aerovía no termina de convencer a los ciudadanos y los 40 mil usuarios diarios proyectados por el cabildo quedaron como una mera ilusión, ya que apenas utilizan el sistema unas 10 mil personas por día y más con fines turísticos que como una alternativa de transporte público.

De hecho, medios de comunicación como Ecuavisa ya han verificado la relación de costo y tiempo entre el sistema de autobuses Vs. la aerovía, y claramente se nota que el autobús sigue siendo un medio de transporte más rápido, directo y económico, por lo que, si no se agilita y se convierte a la aerovía en un sistema integrado de transporte, esta no llegará a cumplir su fin, y terminará convirtiéndose en un Elefante Blanco del que para colmo la municipalidad no recibe un solo centavo.

Mientras el problema del transporte público se mantiene latente, la ciudad se sigue expandiendo, y mientras más crece la ciudad, mayores son las distancias que un ciudadano debe recorrer, por otro lado, el parque automotor ha crecido vertiginosamente, y el municipio equivocadamente según varios urbanistas ha propuesto crear más vías y más pasos elevados en lugar de mejorar el sistema de transporte público por lo que si no se cambia la visión de ciudad, Guayaquil está destinada a sumergirse en un caos mucho más intenso en cuanto a su movilidad en los próximos años.

Guayaquil es una ciudad vibrante, un motor económico y un territorio con enormes potencialidades, sin embargo, parecería que el modelo de ciudad implementado desde las políticas locales no ha logrado alcanzar parámetros de habitabilidad adecuado para todos sus ciudadanos.

En plenos siglo XXI existen asentamientos que no poseen servicios básicos imprescindibles como el agua potable, alcantarillado o saneamiento, además de carecer de espacio público, algo importantísimo para generar cohesión social y una comunidad más saludable, lo que a la larga genera mejor calidad de vida en los habitantes de una urbe.

Según el municipio, la ciudad superaría el parámetro sugerido de los 9m2 por habitante que supuestamente la OMS recomienda para tener una ciudad sostenible, sin embargo varios urbanistas discrepan y afirman que esos datos están maquillados y que en realidad el parámetro verde urbano que el municipio proyecto no es palpable ante una inminente ciudad gris, ante este hecho en 2010 el INEC realizo una evaluación del índice verde urbano y dictamino que Guayaquil tenia apenas 1.12 metros cuadrados de área verde por habitante, por lo que los datos del municipio no muestran fiabilidad, según una investigación de el Comercio.

En eso coincide la arquitecta guayaquileña Elvira Plaza, quien opina que la cifra está bastante manipulada. “La falta de árboles y espacios públicos verdes en Guayaquil es alarmante. Es tan irracional que en una ciudad tropical tengamos que rogar por vegetación”. Afirmó, Además, la arquitecta recuerda un dato del experto Guillermo Peñalosa sobre la ciudad. En donde el asesor urbano de origen colombiano mencionó, que, en 2019, Guayaquil tenía aproximadamente 66.000 árboles (sin contar bosques) cuando debería tener 500.000. “La deficiencia es grave”, sentencia Plaza.

La arquitecta también hace énfasis en que “Guayaquil es una ciudad que creció ‘en contra’ de su naturaleza”. Como ejemplo, menciona que se rellenaron los esteros y se bajaron cerros para el crecimiento urbano, y no se pensó en adaptar la ciudad a esa naturaleza.

Estas malas decisiones tendrían que ver con una falta de visión y planificación urbana, algo que algunos expertos criticaron a lo largo de administración del exalcalde Jaime Nebot. Ante esto colectivos afirman que el modelo exitoso de Guayaquil en palabras del Ex alcalde, seria un modelo implementado para las élites y no en aras de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en general.

Segú el investigador Adriano Aroca, la ciudad estaría en un proceso de deterritorialización, algo común en urbes que van perdiendo de a poco la identidad local, para adaptarse o parecerse a ciudades de película, como Miami o Nueva York.

Los espacios públicos deben ser elementos urbanos abiertos que propicien el encuentro ciudadano e integre a todos los estratos sin distinción de raza, sexo o ideología, sin embargo, para el arquitecto Guayaquileño David Hidalgo, los espacios públicos de Guayaquil no cumplen con ese objetivo y más bien responden a un modelo elitista.



A esto se suma el grave problema de inseguridad que por el hecho de que Guayaquil sea una ciudad puerto, la ha convertido en el epicentro de las exportaciones de sustancias ilegales y que por la lucha de territorios ha provocado una guerra entre bandas, la cual se a extendido a varias ciudades del país, poniendo en duda las capacidades del gobierno local y también del nacional para controlar este tipo de problemáticas sociales que se han acentuado ante la falta de oportunidades.

Sin embargo, fuera de lo expuesto, Guayaquil es un territorio que se ha desarrollado gracias a la lucha incesante y al trabajo arduo de su gente, la realidad es que Guayaquil es una metrópoli vibrante, el motor económico por excelencia del Ecuador y una ciudad que a acogido por generaciones a ciudadanos de todas partes del Ecuador y los ha tomado como suyos.

Guayaquil hoy enfrenta un punto de inflexión y a pesar de las criticas que pueden generar las múltiples posiciones sobre el desarrollo urbano de la ciudad, lo cierto es que la empresa privada esta ayudando a cambiar la cara de la ciudad y proyectos como el complejo del puerto Santa Ana del Grupo Nobis, le han dado un aspecto de modernidad que ha empezado a moldear el nuevo skyline del puerto principal.

Cómo se mencionó en la última década varios proyectos se presentaron, pero solo unos pocos se han llevado a cabo, sin embargo, una de las constructoras más grandes e importantes del país Uribe Schwarzkopf, hace su ingreso a Guayaquil, y plantea un proyecto de 6 torres en puerto San Ana, noticia que ha levantado el interés de urbanistas, inversores y ciudadanía.

La alcaldesa de Guayaquil hace unos meses atrás hacia hincapié en que los ciudadanos de Guayaquil no les gusta vivir en edificios y que según ella preferían las casas con amplios patios, sin embargo, esta incursión de Uribe Schwarzkopf, y la magnitud del proyecto planteado hacen pensar que si hay un mercado potencial para este tipo de edificaciones.

Históricamente el grupo Nobis ha sido la empresa que ha tenido mayor influencia en proyectos inmobiliarios en Guayaquil, por lo que, ante la llegada de US, Nobis ha presentado lo que sería el primer rascacielos de Guayaquil, una torre que alcanzará los 170 metros y estará junto al emblemático Ehe Point edifico que hasta ahora se mantenía como la torre más alta del Ecuador.

El edificio Maxximus Guayaquil City Center tendrá 45 pisos distribuidos entre oficinas, departamentos y locales comerciales, al que se suma un edificio complementario destinado a parqueaderos, El arquitecto Cristian Wiesse junto a Pablo Campana e Isabel Noboa son los promotores de esta nueva edificación.

Por su lado, el proyecto The Hills Santa Ana de Uribe Schwarzkopf plantea generar 6 torres de entre 20 y 38 pisos frente al río, para lo que se ha contactado a la empresa Holandesa MVRDV y la cual ha propuesto un clúster de torres que responden al contexto del lugar, tomando como referencia el proyecto del puerto Santa Ana y la cercanía a espacios naturales de frente de río, por lo que en su diseño se puede apreciar como las fachadas tratan de mimetizarse con las edificaciones circundantes manteniendo una misma tipología arquitectónica, sin embargo, en las fachadas internas de las torres tienden a tener formas más orgánicas y ahí es donde la naturaleza cobra mayor protagonismo.

En términos arquitectónicos estos proyectos son muy interesante por decirlo menos, pese a ello, estos proyectos son un polo aislado de desarrollo urbano, ya que las autoridades no han desarrollan un plan para aprovechar este tipo de inversiones privadas, para así trabajar de la mano y proyectar un nuevo modelo urbano que proyecte la ciudad al futuro.

Dentro de esas políticas urbanas debería contemplarse la mejora del transporte público, la dotación de mejores y mayores espacios públicos, un uso de suelo que permita el crecimiento de barrios y comunidades para que la ciudad crezca ordenada y manteniendo su propia identidad.



Como vemos Guayaquil afronta un sin numero de retos, ante la mirada expectante de su población, sin duda este nuevo tipo de edificaciones proyectaran a Guayaquil al siglo XXI, pero con mucho trabaja arduo por realizar y si las autoridades coinciden en el objetivo de construir una mejor ciudad para todos los Guayaquileños, la perla del pacífico podría convertirse en una verdadera joya en toda la región, pero eso solo el tiempo lo dirá.

Ahora es turno para ti.

¿Crees que este tipo de edificaciones responderán ante la necesidad de vivienda de la población?

¿Crees que el metro u otro sistema de transporte más eficiente es urgente para Guayaquil?

¿Crees que la construcción de este tipo de edificaciones, ponen en riesgo la identidad de la ciudad?

Déjanos tu opinión en la cajita de comentarios.

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